"Los Cadejos"

3/4/05
(Una Leyenda de El Salvador)

La leyenda de los cadejos es una leyenda famosa de El Salvador y otros paises en Centroamerica. Los cadejos son unos animales del tamano de un leon, feroz, fiero y danino. Ellos pueden tomar la forma de otros animals como los perros o los toros con ojos de puro fuego. La imagen del cadejo nos viene de los tiempos precolombinos y tiene un aspecto especial del folklore de estos paises donde los volcanes han figurado como parte importante de su vida y economia. Los que viajan a solas de noche deben temer al cadejo. Algunos cadejos de color Amarillo o blanco, sirven de protectores a los campesinos, borrachos, o de los transnochadores praa ayudarlos a volver a casa sanos y salvos.



La leyenda dice que los volcanes salvadorenos tienen unos habitants muy especiales, los cadejos quien son perros magicos que a veces se hacen transparentes como la brisa. Su hogar esta los volcanes y se alimentan de las plantas que los cubren. Los habitants de las laderas de los volcanes los quieren mucho porque ellos piensan que los cadejos los protegen. Pero, los terratenientes no les gustan porque ellos piensan que los campesinos no trabajan mucho porque los cadejas siempre les ayudan sin tienen algun problema.

Por eso, los terratenientes deciden terminar ese problema. Ellos buscan cientos soldados de plomo y les dicen que si terminan con todos los cadejos de los volcanes Tecapa y Chaparrastique, ellos les arreglan. Pues, los soldados de plomo transforman en soldados de carne y hueso. Ellos andan dia y noche por laderas llenas de lava y ceniza, pero no ven ni un solo cadejo. Estando furiosos, empiezan a arrancer todas las plantas de los volcanes. Pero, los dos volcanes, dicen a los cadejos que ellos tienen un plan que no puede fallar.

La proximo manana, cuando los soldados suben, Tecap y Chaparrastique comienzan a soplar “uuuuuuuuuuh”. Poco a poco, los soldados empiezan a quemar y derretirse. Por fin, deciden dejar tranquilos a los cadejos. Despues, la gente de los volcanes y los cadejos celebran una gran fiesta, y los terratenientes se marchan de aquellos lugares, y la paz regresa a los volcanes de El Salvador.